(30 DE OCTUBRE DE 1992)
viernes, 27 de enero de 2012
No es un hasta nunca, es un hasta pronto.
Uno siempre
piensa que estas cosas no le van a ocurrir, que esto
sólo sucede a
los demás. Pero, lo cierto es que todo llega y, aunque se dice que "no
pasan años, sino que pasan cosas", la realidad es que hoy estamos
todos aquí porque han pasado años y han pasado cosas.
Y, llegado a
este punto, es preciso darse cuenta de lo curiosa que es
la vida: Una
serie de personas, desconocidas entre sí, con diferentes
orígenes,
diferente formación, diferentes edades, diferentes aspiraciones y diferentes
experiencias, coinciden en una empresa, conviven, colaboran, discrepan,
discuten, hablan, dialogan y con ello, en una palabra, se influencian
recíprocamente de modo irreversible y permanente.
Ninguna de
nuestras vidas es ahora la misma que antes de entrar en la empresa. Y ello no
se debe a los papeles o a las máquinas o a los muebles o a las oficinas o a las
normas de trabajo, sino exclusivamente a las personas.
Todos nos
influenciamos permanentemente unos a otros, todos somos maestros y todos somos
discípulos. Y esa es la verdadera grandeza de la vida: Que, al margen del papel
que representemos, es decir, del puesto que ocupemos, estamos influyendo en los
demás, positiva o negativamente.
De ahí la
responsabilidad de los jefes, de los asistentes, de todos los de la
empresa, cuyos pensamientos, palabras y
obras pueden influir, para bien o para mal, en más personas.
Yo tengo la
enorme satisfacción de haber recibido de todos vos
Una influencia
altamente positiva y sé que mis compañeros sienten esa misma satisfacción. A
vuestro lado hemos aprendido mucho.
Mucho más de lo
que imagináis vosotros e, incluso, mucho más de lo que yo mismo y todos juntos
podemos imaginar. Quiere esto decir que, estés donde estés, y de modo seguro e
inevitable, llevaremos siempre con nosotros, formando parte de nosotros mismos,
algo de ti.
Será una
palabra, una frase, una idea, una postura, una imagen, una actitud, una voz, un
chiste, un suceso... no sé lo que será, pero sí sé que todos nosotros, sin
excepción, te tenemos como parte de nuestra vida, como sabemos que también
formamos parte de la vuestra, espero que para bien.
Gracias, pues,
por lo que nos habéis enseñado, por vuestra
colaboración y
por vuestra amistad. Y.. No es un hasta nunca, es un hasta pronto.
DISCURSO DE DESPEDIDA DE F. M. NÁCHER, POR SU
JUBILACIÓN, ANTE TODOS SUS SUBORDINADOS EN
LA DIRECCIÓN GENERAL.
(30 DE OCTUBRE DE 1992)