En estos días me he motivado a escribir acerca de Tarazá, luego de los hechos de violencia, que nuevamente han llegado a este municipio del bajo cauca Antioqueño, hechos, que llenan de tristeza a este municipio pujante, olvidado por muchas autoridades, donde solo aparecen sus denuncias por las redes sociales, como lo fue el caso de la falta de libertad de prensa tiempo atrás, o como lo es ahora por estos lamentables hechos de violencia.
Pero Tarazá, no es violencia, es un pueblo hermoso y acogedor, un pueblo a la orilla del rio Tarazá, lugar fantástico para el descanso, con unos charcos espectaculares a su alrededor, con cascadas, con sitios de clavadas, con playa, toda una fiesta alrededor del pueblo que se da en los meses de enero, las fiestas del rio. 
Tarazá, lugar de hermosas mujeres, nacidas de esa combinación de paisas y costeños, que dan una mezcla espectacular, transformada en la mujer del bajo cauca.
Por algo es conocida como ciudad hospitalaria, no cabe dudas que lo es, en mis viajes a este municipio, solo he recibido el cariño de su gente, la esperanza y el amor que se vive en estas tierras del bajo cauca antioqueño.
No hay mejor plan que pasar un día en Tarazá, sus acogedores 28 grados, clima perfecto para el disfrute del rio o sus balnearios, recomiendo piedras a unos kilómetros del casco urbano, se puede ir en moto-taxy, o emprender la aventura de ir a pie y envidiar a quienes pasan en carro con su aire acondicionado.
Al final de la tarde, nada mejor que disfrutar de su parque principal, una deliciosa avena en el Kiosco del pueblo es el mejor recuerdo que alguien se puede llevar de este sitio, al pasar por Tarazá, me detengo varias veces, por solo volver a beber este confortante refresco, mientras admiro la belleza de la naturaleza, las Iguanas, que conviven con el tareceño.
Colombia, allí en el bajo cauca de Antioquia, hay una hermosa tierra, que pide no ser recordada por los hechos de violencia, que pide ser recordada por la calidad de su gente.
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